martes, 20 de agosto de 2013

De madrugada

Últimamente los paseos nocturnos de regreso a casa se han convertido en mi momento favorito de la semana, mi pequeño momento de gloria por así decirlo...(aunque de gloria no tengan nada)
Y es que cada vez me gusta más ese breve instante de tranquilidad, en el que vas absolutamente solo por la calle, únicamente  acompañado por la anaranjada luz de algunas farolas que se elevan entre el asfalto, como guardianes de la penumbra, y el humo de mi cigarrillo no se escapa, sino que es denso y pesado y se queda junto a mi, flotando, una vez que lo has exhalado, llegando incluso a acompañarte un pequeño tramo antes de desvanecerse.
Es el único momento en que puedo pensar tranquilamente, solo siendo interrumpido de vez en cuando por un coche que me adelanta o por un gemido contenido y a destiempo que se escapa por alguna ventana entreabierta. 
Poco a poco la distancia hasta mi casa se va acortando, disfruto de los efectos que aun perduran del alcohol, dándome una sensación de calidez, haciendo que no note como arrastro mis pies por la calzada y sobre todo haciendo más llevaderos los recuerdos que me van abordando sobre ti. Y entre sonrisas cínicas me imagino como reaccionarías si me vieses por ahí deambulando, tan triste, tan confuso, tan vacío y callado pero al mismo tiempo tan gigante, tan calmado, tan conmigo mismo sin máscaras ni tocados...
Porque es de madrugada cuando no me da miedo dejar de mentir, donde el ajeteadro ruido de la ciudad desaparece, donde asumo que tú ya no estás aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario